Aunque la práctica de asana no es algo imprescindible para alcanzar un estado de Yoga, enmarco este texto en el aspecto puramente físico de la práctica. Dicho esto, aquí una afirmación osada pero de la que estoy convencida: la inmensa mayoría de alumnos que salen de una formación de Profesores de Yoga de cualquier tradición – Ashtanga, Iyengar, Kundalini, Hatha o Vinyasa… no entienden claramente cómo las diferencias anatómicas de cada persona impactan en su práctica de yoga. Con esto no quiero decir que estos estilos no adapten la práctica a las necesidades de la persona ya que muchas veces se usan soportes de ayuda y variaciones que se ajustan a cada nivel de flexibilidad, fuerza o incluso a alguna dolencia. El problema que veo es que, los principios en torno al alineamiento del sistema esquelético que usan (los que tienen en cuenta el alineamiento) son los mismos para todas las personas. Y la experiencia me ha demostrado que esto no tiene sentido. «Cada persona necesita entender su propio cuerpo a nivel esquelético.» Esto es: la gran mayoría profesores de yoga no son conscientes de cómo cada persona necesita entender su propio cuerpo a nivel esquelético a la hora de abordar una postura. Esto lo aprendí cuando hice la formación de Yin Yoga con José de Groot. Tras salir del curso, pensé: “todos los profesores de Yoga deberían aprender esto”. No solo para conseguir que todos los alumnos – sin excepción – puedan disfrutar de la práctica y no lesionarse. Sino también por otra razón que considero fundamental a la hora de enseñar Yoga: ayudar al alumno a conocerse y hacerse responsable de su práctica, empoderándose. Recuerdo una pregunta clave que lanzó Judith H. Lasater a sus alumnas en formación: ¿Qué tipo de relación estableces con tus alumnos? Cuando el alumno hace preguntas como ¿me puedes mirar a ver si lo estoy haciendo bien?, ¿Dónde se está situando el poder en esta relación? En este curso de ajustes aprendes a dialogar con el alumno de forma que, haciéndole las preguntas adecuadas, éste observa su propia experiencia y de ahí salen las respuestas. «La mayoría de los profesores «famosos» suelen tener un mismo tipo de esqueleto.» Otra de las epifanías que tuve con el curso de Anatomía con José fue darme cuenta de que la mayoría de los profesores “famosos” o que destacan entre los practicantes suelen tener un mismo tipo de esqueleto; una forma de las articulaciones que les permite tener un amplio rango de movimiento y que les ayuda a hacer posturas bastante imposibles. Y me pregunto, ¿cuántas personas, con otro tipo de esqueleto y con otra forma de articulaciones, han dejado de venir a clase, frustradas por no poder hacer las posturas que hace su “modelo a seguir” Afirmaciones como “Practice and all is coming” (“Practica y todo llega”, si lo entendemos a nivel de asana y no tanto a nivel de la filosofía del yoga) puede llevar – y lleva – a lesiones que se sufren por insistir en ciertos movimientos que en una persona concreta pueden estar contraindicados por la forma de su esqueleto. Ampliar tus conocimientos sobre anatomía no solo transformará tu propia práctica para que puedas adaptar el Yin Yoga a tu cuerpo, sino que también te permitirá llevar mucha más conciencia a tus clases regulares. Por esta razón, hemos pedido a José que venga a Barcelona y lo comparta con nosotros, con practicantes de Yin y con profesores de otros estilos dispuestos a profundizar. Con el mérito añadido de hacernos disfrutar de la anatomía, ya que lo enseña de forma experiencial y muy amena. POR GLORIA ROSALES Fundadora de Mandiram Yoga.
Nuestra formación de yoga nivel II es una oportunidad perfecta para conocer cómo ajustar y elevar la práctica a otro nivel.