Sadhana: disciplina, auto-amor y cómo dejar de procrastinar
- Gordana Vranjes

- 17false28 GMT+0000 (Coordinated Universal Time)
- 4 Min. de lectura

Nuestra relación con la disciplina no empieza en la esterilla, sino en la infancia. Lo que aprendimos de niños sobre exigencia, normas o libertad todavía resuena cada vez que intentamos comprometernos con una práctica regular, ya sea de yoga o de cualquier otro hábito.
En Yoga, la disciplina se llama Tapas: el fuego interior, la constancia, la determinación. Pero ese fuego necesita un lugar donde expresarse. Ese lugar es tu Sadhana: tu práctica regular, hecha con consciencia.
Sadhana no es un concepto abstracto. Es el espacio donde aplicas tu Tapas: cuando meditas, respiras con atención, escribes o te plantas en la esterilla aunque no tengas muchas ganas.
¿Por qué nos cuesta tanto la disciplina?
Muchos creen que el problema es solo la falta de voluntad, pero no es así. Lo difícil no es empezar, sino sostener una práctica regular sin caer en la procrastinación.
Nuestra relación con la disciplina tiene raíces profundas. Depende de la educación que recibimos y de las creencias que aprendimos, muchas veces sin darnos cuenta.
Y frente a esa educación, solemos reaccionar de tres maneras:
Copiar lo aprendido (seguir siendo rígidos).
Rechazarlo por completo (evitar toda estructura).
Transformarlo, dándole un nuevo sentido.
Por eso dos personas con una infancia parecida pueden vivir la constancia de formas muy distintas.
Y aquí viene algo importante: nuestros padres siempre han sido, en cierto sentido, perfectos. Porque nos enseñan cómo queremos ser… o cómo no queremos ser.
¿Porque procrastinamos?
Si creciste con mucha exigencia, quizá todavía te empujas demasiado. O quizá hiciste lo contrario: te rebelaste contra cualquier estructura. El tercer camino, el más consciente, es transformar: darle a la disciplina un nuevo significado.
Lo fácil es quedarse en lo conocido, aunque no nos sirva.Y lo más común, cuando queremos cambiar, es procrastinar: posponer lo que sabemos que nos haría bien.
Transformar requiere consciencia. Y ahí la disciplina deja de ser un castigo para convertirse en una herramienta de libertad.
La importancia de la disciplina
Imagínate que alguien te pisa fuerte el pie. Puedes gritar, empujar o morderte la lengua. Todas son reacciones automáticas.
El Yoga propone otra cosa: no reaccionar por inercia, sino actuar desde la consciencia. Es la diferencia entre vivir atrapado en lo aprendido o usar la disciplina para elegir de nuevo.
Cuando aplicas Tapas en tu Sadhana, pasas de la reacción a la acción consciente.
Sadhana como auto-educación
Tener una práctica regular no es una obligación externa. Es una manera de auto-educarte. Cada vez que eliges meditar, escribir, practicar asana o simplemente parar para respirar, estás entrenando a tu mente y a tu cuerpo en una nueva dirección.
Aquí vale recordar las palabras de Marianne Williamson:
“Nuestro miedo más profundo no es que seamos inadecuados…”
De hecho, la mayoría ya nos sentimos así: inadecuados.Por eso resulta tan cómodo quedarnos en lo conocido, repitiendo patrones.Lo que cuesta de verdad es asumir nuestra propia fuerza.
“…sino que somos poderosos más allá de toda medida.”
Y ese poder asusta. Porque implica responsabilidad: dejar la ignorancia, abandonar la procrastinación y atrevernos a brillar.
Disciplina como auto-amor
La disciplina no es rigidez ni castigo.Tapas entendido de manera sana se convierte en auto-amor al aplicarlo en tu Sadhana.
Practicar con regularidad es como cepillarse los dientes: puedes saltártelo un día, pero el mal sabor se nota enseguida. Lo mismo pasa con la práctica: no hacerlo se siente.
Cada vez que eliges practicar, aunque sea un poco, te recuerdas a ti mismo que puedes elegir.Y esa elección, repetida con constancia, cambia todo.
La práctica en casa: el verdadero cambio
La práctica personal —tu Sadhana— es el verdadero cambio de juego. No porque sea perfecta, sino porque te hace independiente, consciente y conectado contigo mismo.
En nuestras formaciones, este es el gran objetivo: que cada alumno sea capaz de sostener su práctica en casa, a su ritmo, con claridad y propósito. Porque ahí es donde empieza el verdadero camino del Yoga.
Y cuando dudes, recuerda el lema más simple y más sabio que existe:
Just do it.
Cómo empezar tu Sadhana (y dejar de procrastinar)
Empieza pequeño: mejor 10 minutos regulares que 1 hora una vez al mes.
Define tu espacio y tu momento: la mente adora rutinas claras.
Recuerda el propósito: tu práctica como gesto de amor propio.
Perdónate los tropiezos: la disciplina se mide en volver, no en hacerlo perfecto.
Para cerrar
Y para cerrar, te dejo un texto que siempre me recuerda que la verdadera práctica también es atrevernos a brillar:
Nuestro miedo más profundo no es que seamos inadecuados. Nuestro miedo más profundo es que somos poderosos más allá de toda medida. Es nuestra luz, no nuestra oscuridad, lo que más nos asusta. Nos preguntamos: “¿Quién soy yo para ser brillante, hermoso, talentoso y fabuloso?”. En realidad, ¿quién eres tú para no serlo? Eres hijo del Universo. Jugar a ser pequeño no le sirve al mundo. No hay nada iluminado en encogerte para que los demás no se sientan inseguros a tu alrededor. Hemos nacido para manifestar la gloria del Universo que está dentro de nosotros.Y no está solo en algunos, está en todos.Y cuando dejamos brillar nuestra propia luz, inconscientemente damos permiso a los demás para hacer lo mismo. Al liberarnos de nuestro propio miedo, nuestra presencia automáticamente libera a los demás.
Namaste.



